Si preguntáramos a diez personas qué piensan al escuchar la palabra cocodrilo, ¿qué crees que responderían? Todo el listado de palabras que puedan mencionar es reflejo de lo que desde pequeños nos han enseñado nuestros padres y de lo que vemos y escuchamos como parte de nuestra cultura.

Tan solo las pocas personas que nosotros pudimos cuestionar respondieron miedo y muerte en su mayoría. Solo uno de ellos mencionó depredador y reptil. Otras palabras fueron verde y ríos. Realmente no están alejadas de la realidad y eso nos demuestra que son animales muy bien identificados en nuestra sociedad.

El “miedo” que nos puede causar un cocodrilo seguramente proviene de su apariencia. No es un animal con un rostro tierno al que podamos abrazar y recibir de respuesta un lengüetazo en nuestra mejilla, pero sí podemos admirarlo como un ser vivo respetable. “Muerte” sería por el hecho de que mata de una manera espectacular y escandalosa, agitando salvajemente las aguas hasta teñirlas de rojo y posteriormente desmembrar al animal, pero recordemos que ellos actúan bajo instinto y el que no caza no sobrevive.

Se dice que los cocodrilos matan entre 800 y 1,000 personas cada año, pero, ¿a cuántos de ellos mata el hombre?

La relación entre humanos y cocodrilos no ha sido del todo amable y los hechos que suceden han sido manipulados y malinterpretados. Se dice que los cocodrilos matan entre 800 y 1,000 personas cada año, lo que los posiciona en el puesto número 10 entre los animales más peligrosos del mundo, pero esto es un número reducido comparado con la cantidad de cocodrilos que mueren a manos del hombre.

En 1992 el cocodrilo siamés (Crocodylus siamensis) estaba prácticamente extinto en estado salvaje, pero los esfuerzos de conservación lograron aumentar el número de individuos, aunque continúa siendo una especie en vías de desaparecer. La caza furtiva y la modificación de su hábitat son serios problemas que los amenazan.

Relación entre humanos y cocodrilos.

Cocodrilo de agua salada alimentado desde una embarcación.

Miles de carteras, zapatos, botas, chamarras, cinturones, bolsos, sombreros, entre otros artículos hechos con auténtica piel de cocodrilo son comercializados todos los días de manera ilegal. Unos cuantos dicen tener permisos al argumentar que provienen de granjas de cocodrilos; sin embargo, para muchos el portar una pieza de un animal masacrado por simple capricho no tiene ninguna explicación válida.

Una diversidad de platillos han sido creados por chefs internacionales para el deleite de sus comensales. Alligator picatta, gator nuggets, filete de cola de cocodrilo y cocodrilo a la parrilla son algunas creaciones gastronómicas que resultan muy atrayentes para el público que gusta de probar alimentos exóticos y diferentes. Se dice que su carne es más sana que la de pollo, ya que contiene altos niveles de proteína, poca grasa y muy bajo colesterol. De acuerdo con los testimonios, sabe entre carne de pollo y cangrejo.

Según la medicina tradicional china, la carne de cocodrilo o aligátor es capaz de curar los resfriados y el asma, pero científicamente esto no ha sido comprobado y por lo tanto, no tiene validez oficial.

Ataques a humanos.

Algunas muertes de personas provenientes de cocodrilos se han suscitado en algunas regiones del mundo como parte de la invasión a su hábitat natural. Se dice que de todas las especies de cocodrilo existentes, solo seis son altamente depredadoras para el hombre, y esto es por su tamaño, ya que los investigadores aseguran que las especies pequeñas son incapaces de acabar con la vida de un adulto.

Se dice que de todas las especies de cocodrilo existentes, solo seis son altamente depredadoras para el hombre.

Como ejemplos de ataques a humanos podemos mencionar el ocurrido en febrero de 2006 donde la víctima fue una niña filipina de nueve años que deseaba cruzar un río.

En noviembre de 2008 un veterano de 62 años fue devorado, al igual que un joven de 20 años en el año 2009, ambos en Australia. Un hecho más reciente ocurrió en agosto de 2014 cuando un hombre y una mujer nadaban en un canal de Coral Gables, Florida, y resultaron lesionados en hombros y manos por un cocodrilo americano.

Uno de los más divulgados fue el que se presentó en junio de 2014 cuando un hombre de 62 años estaba pescando con su familia y un cocodrilo de casi 5 metros lo arrojó al agua de la que ya no pudo escapar. Lo peor de todo es que sus hijos y su esposa, impotentes, vieron todo el suceso sin poder hacer algo al respecto.

Estos hechos no deben crearnos una mala imagen hacia los cocodrilos. Debemos respetar su espacio y trasladarnos a zonas seguras donde las autoridades nos indiquen que podemos estar sin problema alguno. Recordemos que ellos son animales salvajes muy impredecibles que actúan por el instinto de comer y que no atacan por odiar a los seres humanos, sino porque su naturaleza depredadora les indica que deben atacar para sobrevivir.

Si como humanidad invadimos espacios que eran propios de la fauna salvaje, ¿ellos a dónde irán? Es una cuestión lógica saber que si nuestro nuevo hogar fue creado en un sitio donde años atrás existía un manglar o una zona selvática, la presencia de animales nativos se hará presente. No hagamos que nuestros actos acaben con los individuos que quedan; ellos son muy importantes para el equilibrio ecológico de la Tierra y nuestro deber es protegerlos.